Si hay algo que no le falta a Roberto Ramírez son las palabras. A borbotones, y en un tono casi aporteñado, se les van saliendo de su boca, una tras otra. Sus dirigidos en el equipo de la Liga le agradecen y, en este caso, LG Deportiva también, ya que escuchará su historia con lujo de detalles. ¿Y por qué es importante escucharla? Porque el ex ayudante de campo de Jorge Solari durante el ascenso del Argentino A a la B Nacional festeja que ocho de sus pupilos formen parte del plantel de Primera que hoy empezará la pretemporada en Salta.
Y el viaje que emprendieron ayer a las 17 no es lo más significativo del trabajo que realizó durante mucho tiempo junto a Luis Reartez. La presencia de Gonzalo Ontivero en el equipo titular de la Primera desde la llegada de Diego Erroz y los minutos que se ganaron Gastón Cuevas, David Valdez y Alberto Argañaraz lo llenan de orgullo. Además, los acompañarán Alejandro Contreras, Walter Cáceres, Marcos Soria y Alejandro Montiel, quienes formaron la columna vertebral del equipo que llegó hasta la fase final de la edición 2013 de la Liga. Otro juvenil que estará en “La Linda” es César Nieva, que no estuvo mucho tiempo al mando del “Profe”, que se sumó a la producción con gusto.
“Estamos recogiendo los frutos que cosechamos hace un tiempo con dirigentes como Mario Ávila, Rubén Gultemirián y Hugo Bermúdez, entre otros”, dice. Sucede que ese trío, cuando Ramírez decidió no seguir a Solari después de pegar el portazo en el “decano”, le propuso hacerse cargo de las inferiores y seguir vinculado al club. “Habíamos salido campeones y no arreglamos nuestra continuidad. Por eso decidí separarme de Jorge y apareció esto. Igual seguimos siendo muy amigos con el ‘Indio’”, confiesa quien no solo encontró trabajo en Tucumán sino también a su actual esposa, Carla Picón.
La excursión comenzó en Sexta, siguió en Quinta y ahora continúa en la Primera de la Liga. Ramírez, que jugó en Newell’s y fue entrenador de las inferiores de Rosario Central antes de llegar a Tucumán, comenzó su carrera en el banco de suplentes en 1994, tras una lesión en la rodilla que le impidió seguir jugando. Casi siempre asistiendo a Solari, su compinche de vida, vivió su momento de gloria en ese ascenso de 2007 que casi que lo obligó a quedarse.
“El ‘Profe’ es un técnico que en todo momento nos está hablando, te alienta siempre”, dice “Beto” Argañaraz, de los juveniles más experimentados. “Nos enseñó a pararnos dentro de la cancha”, agrega Ontivero, que tuvo su chance desde que llegó Erroz. “Lo conozco desde Central y apuesta a las inferiores. Aquí hay mucho futuro y lo que queremos hacer es capitalizar el club”, asegura Ramírez sobre Erroz y el momento prolífico que viven los juveniles.
Los fundamentos tácticos son su debilidad. A la hora de hablarles a los chicos, intenta que su prédica sea simple. “Entienden el mensaje, creo que esa es la clave”, dice el rosarino. “Pero no solo está en lo futbolístico, él siempre está atento a la parte privada del jugador. Yo tuve una hija hace poco y estuvo pendiente siempre”, amplía Cuevas sobre una de las características que hacen del entrenador a alguien tan querido entre los chicos.
Y el sentimiento parece recíproco, ya que el “Profe” disfruta día a día junto a los muchachos. “A mí me gusta mucho compartir con el jugador, estar pendiente”, admite.
“Pulguita” y un sueño
Durante la segunda temporada con Solari (2007/08), Ramírez contó que el dirigente Roberto Jiménez le ofreció ver a un chico nuevo, sin compromisos, sobre el que tenía el pase en UTA. “Vaya a verlo y vea si tiene condiciones”, cuenta Ramírez que le dijo Solari. Aquel chico era Luis Rodríguez. Por supuesto, trajo las mejores referencias. “Mi sueño es dirigir la Primera con Reartez”, confiesa. Para eso parece que falta, mientras tanto, los chicos disfrutan de él.